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5 de enero de 2012

Fe, esperanza y alegría


  
Queridos Reyes Magos: 
No os escribo desde hace muchos, muchos años. Sin embargo, eso no quiere decir que me haya olvidado de vosotros o que haya dejado de creer en la magia. Al contrario, a medida que cumplo años me doy más cuenta de que la mayor parte de las cosas escapan a la lógica y a los corsés racionales.
¿Os acordáis todavía de mí? Ya no llevo trenzas, pero sigo con las gafas puestas y continúan sin gustarme las muñecas. Es decir, que apenas he cambiado por fuera y por dentro. Lo que sí han variado son las circunstancias: esta carta no os la dejaré en el buzón, como antaño, sino que os llegará por vía telemática, que viene a ser casi como los prodigios que hacéis vosotros, pues se trata de letras sin tinta y sin papel que, a pesar de ser inmateriales, permanecerán atrapadas en la red durante al menos medio siglo, al alcance de cualquiera.
Si no recuerdo mal, mi pacto con vosotros consistía en pedir pocas cosas para mí y no olvidarme de los demás. Siempre respeté este acuerdo no escrito y cada año me sorprendíais con vuestra generosidad, dejándome mucho más de lo que yo había pedido. En fin, veamos cómo me sale ahora, pues no niego que he perdido entrenamiento:

"Queridos Melchor, Gaspar y Baltasar:
Este año me he portado bien, algunos incluso dicen que soy buena persona, pero reconozco que esto no tiene mérito, porque casi todo el mundo es bueno. Así que sigo siendo del montón y por eso os pido que no paséis de largo esta noche, que miréis mi ventana y trepéis hasta ella.
Solo os pido dos cosas: fe y esperanza o, mejor dicho, que no se me acaben nunca, pues necesito seguir creyendo en que el mundo avanza y mejora, en que lo prioritario es la gente y no las cosas, en que la astucia no cotiza ni se valora, en que todos somos libres desde que nacemos hasta que morimos.
Quiero que el planeta se recupere y restañe sus heridas, que los pueblos sean dueños de sus recursos naturales, que ningún animal nos mire a los humanos con recelo, que el agua y el aire sean solo eso y lo sean para todos.
Magos de Oriente, traedme, por favor, el gozo de contemplar cómo las personas han aprendido a respetarse y a dialogar.
Por último, que nunca les falte la alegría a quienes siguen este blog o lo leen de vez en cuando.
Os quiere, Amparo.
PD: Os dejo algo en el salón para que repongáis fuerzas. Lo he cocinado yo misma y espero que os guste."