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4 de febrero de 2011

Aislados



Cada vez hay más personas que caminan, corren, se trasladan en autobús, trabajan o miran el infinito con unos auriculares puestos. En ocasiones escucho los sonidos que acceden a través de sus orejas y van a depositarse en sus cerebros. Y pienso que, si yo lo oigo, las paredes de su cráneo deben retumbar como una discoteca. ¿Verán también luces destellantes?.
Se cruzan dos chicos al final de la adolescencia. Diríamos que se conocen, pero ninguno tira del cable para desprenderse del prematuro audífono. Se saludan con un movimiento de cabeza y cada cual sigue su camino.

19 de enero de 2011

Feligreses especiales

"Antón, Antón, Antón Pirulero, cada cual, cada cual que aprenda su juego
 y el que no lo aprenda pagará una prenda." 
(Canción popular infantil)

El día 17, al borde de las ocho y media de la tarde, me pasé por delante de la iglesia de san Antonio Abad, en la calle Hortaleza de Madrid. Todavía llegaba gente con sus animales de compañía, buscando la bendición para esos seres que, a veces, dan más alegrías a sus dueños que las propias personas. Me sorprendió que algunos entraran con la mascota en el recinto eclesiástico y, por ver qué pasaba, ni corta ni perezosa franqueé la puerta.
Un sacerdote oficiaba la misa y, con los bancos y pasillos abarrotados, como si se tratara de una boda real, pude observar a decenas de animales escuchando al cura. Sí, sí, como lo cuento. Allí no se movía ni un chucho, ni un minino, ni un pájaro; en el suelo o en brazos de sus amos, callaban y dejaban que el oficiante cumpliera con el rito, pero ninguno de ellos osaba gruñir, bufar, maullar o ladrar. Me sorprendieron el silencio y los buenos modales de todos ellos.
En seguida se me presentaron imágenes de dibujos animados, historietas en las que los protagonistas son animales con costumbres y sentimientos antropomórficos, es decir, esa gata alocada que se enamora de quien no debe, el perro policía que patrulla por callejuelas, el ratón que vuela con capa de superhéroe, la tortuga que se entrena en un gimnasio, etc.
Afuera era de noche, seguían llegando mascotas para la última bendición de la jornada y me fui cantando para adentro la canción del Antón Pirulero, porque dentro de la iglesia cada cual aprendió el juego.

 

10 de enero de 2011

Voces martilleantes


A propósito de los incidentes de Tucson, algunos ven en el Tea Party la sombra ideológica que arrastró al joven Jared Lee Loughner a disparar, en un acto público, contra una congresista y la multitud que allí se encontraba, dejando varios muertos y heridos. Hay quien señala a la señora Palin como el dedo instigador de todo ello, por cuanto ha dicho, dice y tal vez dirá en torno a la política de inmigración y otras cuestiones. Tampoco faltan quienes tachan esta teoría de absurda y hablan de lo fácil que es acceder a un arma en Estados Unidos, recordándonos que acciones parecidas se han llevado a cabo en muchas ocasiones, sin que necesariamente medie ninguna doctrina o pensamiento político (pensemos en el atentado contra Lennon o la matanza de Columbine).
Hace muchos años, vi en televisión una película antigua, en blanco y negro, que no recuerdo cómo se titula ni quién la interpretaba. Tampoco estoy segura de haberla visto entera, pero hay una escena que no he olvidado y que, a menudo, la comento con los más próximos: entra en un establecimiento, mezcla de cafetería y colmado, un forastero que entabla conversación con el dependiente, un hombre mayor, enjuto y de aspecto frágil. El recién llegado se interesa por la vida en el pueblo y las aficiones de sus moradores, a lo que el señor de detrás del mostrador le comenta que ya no escuchan la radio como antes, que ahora solo oyen música, “para no ponerse nerviosos”.
Raro es el día que no me acuerdo de ese diálogo, porque lamento mucho decir que algunos políticos, periodistas y comunicadores son especialistas en caldear el ambiente. Hoy todo el mundo presume de demócrata y enarbola la bandera de la libertad de expresión (bendita sea), pero bajo esos postulados a menudo se insulta, se ridiculiza, se exagera, se manipula y hasta se miente... y todo por servir a determinados intereses (el partido, el lobby, la organización, la empresa que nos contrata, etc.). Aunque no interese la política, siempre hay un resquicio para pensar que nuestros representantes y mandatarios hacen algo que nos perjudica a nosotros o a los nuestros. Si, encima, nos lo recuerdan machaconamente a diario en actos, comparecencias, mítines, tertulias radiofónicas, debates televisivos, artículos de prensa, etc., la bilis se va acumulando y el nivel de enfado crece. Es decir, que nos ponemos nerviosos, como en la peli. ¿Y sabemos todos manejar nuestros nervios?
No debemos dejar de lado que la mayoría de la gente no es ni escéptica ni cínica y que se nutre de lo que escucha a quienes se presentan como más preparados o informados. Si se discute apasionadamente por un equipo de fútbol, ¿cómo no va a decantarse la gente, con igual ardor, por unos u otros en según qué temas?
Sin ir más lejos, el mismo día que entró en vigor en España la llamada ley anti-tabaco (el pasado 2 de enero), a un hostelero le tuvieron que dar varios puntos de sutura en la frente, por indicar a un parroquiano que no fumara dentro de su negocio, y en un hospital un hombre acabó detenido, porque su negativa a apagar el pitillo desembocó en una agresión al personal sanitario.
Ejemplos hay a cientos, tanto en este como en otros temas, en nuestro país y fuera de él. ¿A qué viene tanto coraje desaforado, que normalmente coincide con largas y profundas “campañas de opinión”? Estoy de acuerdo con quienes mantienen que cada cual es responsable de sus actos, pero ciertos individuos hacen cosas incorrectas e inadmisibles creyéndose legitimados por lo que han escuchado a terceros, sintiéndose arropados por estos y animados, inconsciente e involuntariamente, por el continuo martillero de sus palabras.
Moraleja: ni todo el mundo es de piedra, ni todo cae en saco roto.

4 de enero de 2011

Me gustaría


Me gustaría ser Rey Mago y salir en cabalgata. Dejaría que la chiquillería se sentara en mis piernas y, al oído, con voz emocionada y temblorosa, me confiara sus verdaderos deseos: que resucite el hámster, que sus padres ya no discutan por el reparto de vacaciones, que el perro se ponga bueno, que al yayo no le duelan las piernas, que la señorita Pilar toque otra vez la flauta en clase, que vengan los tíos a su cumpleaños, que la pediatra le regale otra libreta, que le dejen jugar con agua y barro, que la próxima nevada dure cien días, que mamá no chille, que la nueva cuidadora los lleve al parque, que el portero le enseñe la caldera, que su hermanito más chico crezca pronto, que papá venga antes de trabajar, que la leche no tenga nata, que siempre sea verano, que su compañera Cati deje de apretarle la barriga...
Mientras tanto, otros reyes y otros pajes volverán a repartir los artefactos con que los adultos callamos la voz de los pequeños... y de nuestra conciencia.

3 de enero de 2011

Bajo un árbol

La Puerta del Sol y aledaños han sido literalmente tomados por la gente estas navidades. ¡Cuándo no!, exclamarán algunos, y puede que hasta tengan razón.... Solo que es la primera vez que he buscado cobijo bajo el abeto artificial (diseñado por Ágata Ruiz de la Prada) que el Ayuntamiento plantó frente a la Casa de Correos. Allí, resguardada por las luces que lo componen y en compañía de otras almas, me sentí erizo, lechuza, koala, ardilla, pájaro carpintero, mapache... Y fui feliz.

22 de diciembre de 2010

Cruce de caminos


Dicen que la casualidad no existe y a mí me gusta pensar que es así. Por eso creo que hay algo de maravilloso en lo que ha pasado. Les cuento:
El lugar donde trabajo colabora con algunas entidades para que el alumnado de ciertos cursos realice sus prácticas. En los primeros meses de este año que ahora termina, contamos con la presencia de una chica que se trasladaba semanalmente desde su Vizcaya natal. Terminado su prácticum, volví a tener noticias suyas en una sola ocasión, al poco tiempo de concluir su etapa de aprendizaje.
Pero hace dos días volvió a escribirme y, entre otras cosas, me facilitaba una fotografía muy parecida a la que yo he colgado en mi post siciliano VIII. Ella la tomó la primavera pasada. Yo la hice en agosto. Vean y comparen. Esta es su instantánea:


Y esta la mía:


Si ya es coincidencia que, viajando a Sicilia en fechas diferentes, vayamos a pasar por la misma calle sin habernos puesto de acuerdo, díganme si no es sorprendente que a las dos nos inspire la misma casa y el modo de tender la ropa.
Gracias otra vez, Eva. Espero que no te moleste esta referencia personal.

Navidad, Saturnales o la Marimorena


Me gusta la Navidad o, mejor dicho, el tiempo navideño. Observo este paréntesis en la rutina y comienzo a percibir los buenos augurios del solsticio. Ya falta menos para que los días comiencen a crecer y, como ser gaseoso que soy (mi elemento es el aire), reconozco pequeños y paulatinos cambios en las alboradas, que orean otros aromas, otros sabores, otros colores.
El Sol regresa a nuestras vidas por estas fechas; quizá por eso lo invocamos sembrando brillos y destellos a nuestro alrededor, a la par que nos entregamos a ritos que hunden sus raíces en tiempos lejanos. No es casual que los cristianos tomaran prestada de los romanos y otros pueblos anteriores la data conmemorativa del nacimiento de su dios hecho hombre y que se le reconozca como “la luz del mundo”. Al fin y al cabo, lo llamemos como lo llamemos, son días en que se celebra el destierro de las tinieblas.
Feliz Navidad a todas y a todos.

16 de diciembre de 2010

Soledad



Entro en un bar y pido un té con limón. Tienen puesta la televisión, donde entrevistan a una señora de edad incierta que enseña a cámara la fotografía (bastante ampliada, para que se viera bien) de la persona a la que ella tilda de ‘asesino’. Dos mujeres que, sentadas a mi derecha, comparten barra conmigo, comentan la noticia y ofrecen su opinión al respecto. El camarero entra en la charla y dicta su veredicto: “esto se arreglaba con dos tiros en la espalda” (al de la foto, por supuesto) y remata la faena aconsejando el tipo de arma: una parabellum. Otras personas presentes en el local afirman cosas parecidas. Pago mi té y salgo pitando de ahí.
Ya en la calle me pregunto por qué razón causa más alarma (para el Gobierno) un conflicto laboral, que la actitud agresiva con que muchos compatriotas zanjarían los casos de violencia, justficando a estas alturas el Talión más intransigente. Intentando explicarme lo inexplicable, pienso que las dictaduras largas desgastan tanto a las sociedades, que estas no se recuperan en muchísimo tiempo, aunque el sátrapa esté muerto y remuerto.
¿Pero, en el fondo, no es lo mismo gestionar el problema de los aeropuertos a golpe de tanqueta, que aplicar el fanatismo delictivo a ciertos crímenes? ¿Cuál es la causa y cuál es el efecto?
Mientras se me agolpaban en la frente pensamientos de todo tipo, supe que nado a contracorriente y noté de pronto el sabor de la soledad.

1 de diciembre de 2010

Episodios sicilianos (y VIII): Cuidando la ropa


¿Cuál es el cometido del santo de la hornacina? ¿Protege la ropa de la lluvia, de los ladrones...? ¿Vela por que no se caiga el tendedero?

19:30


Hace años, viendo un programa de la RAI, se me heló el corazón al escuchar a Giulio Andreotti, entonces procesado por corrupción, justificarse y legitimar sus acciones en lo que para él era la naturaleza normal de la política. Vino a decirnos, a los idiotas de siempre, que todos los Estados, desde que el mundo es mundo, han tenido sus cloacas, sus cadáveres en los armarios y sus trapos sucios. Este anciano ha ocupado siempre cargos relevantes desde la segunda mitad del siglo XX, por lo que sabía de qué hablaba.
Esta semana la prensa se despacha a gusto con las últimas filtraciones de Wikileaks, que en algunos puntos afectan a España, concretamente en lo relativo a la guerra de Irak, el caso Couso, Guantánamo, etc. Como hace mucho que dejé de confiar en los políticos (la vez que confié nos metieron en la OTAN los mismos que se manifestaban conmigo a favor de la neutralidad), nada de lo supuestamente filtrado me sorprende, pero no quita que, en caso de ser cierto y como me ocurrió al escuchar a Andreotti, sienta una honda amargura y tremenda tristeza.
Vaya por delante que creo firmemente en la presunción de inocencia y que desearía con todas mis fuerzas que nada de lo aparecido en esos informes fuera verdad, pero parece que algo de realidad sí recogen, malgré tout. Así que respiren hondo, saquen el pañuelo o suspiren cuanto quieran, porque no ha cambiado nada desde los tiempos de Julio César. Nuestros dirigentes, que permanecen sentados cuando desfila la bandera estadounidense, al parecer intentan tapar la responsabilidad de los marines en la muerte de un cámara de televisión español. Nuestros dirigentes, que cuando estaban en la oposición enarbolaron el “no a la guerra”, siguen enviando militares a diferentes puntos bélicos del planeta. Nuestros dirigentes, que abrazan el principio de “justicia universal”, aparentemente están detrás del intento de que los tribunales no procesen a determinados americanos por un crimen de guerra. Nuestros dirigentes ponen velas en todos los altares, en aras de lo que para los diplomáticos norteamericanos, según Wikileaks, es un claro afán de no perder votantes.
En la obra teatral 19:30, de Patxi Amezcua, los personajes hablan de “sacrificar las torres para salvar a la reina”. ¿Quién será la torre?