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15 de marzo de 2010

Delibes y el Derecho Mercantil



Hablar de Miguel Delibes, a tres días de su fallecimiento, puede resultar reiterativo. Poca gente debe de quedar sin haber expresado su opinión sobre la vida y la obra de tan insigne narrador. No es mi intención, por tanto, aportar nada inédito, sino tan solo hablar de un episodio que me llamó la atención cuando supe de él: hace años leí que Delibes se había aproximado a la literatura a través de un manual de Derecho Mercantil del profesor Garrigues. Parece que le impactó la precisión de su lenguaje y el uso de los adjetivos. Esta noticia siempre me resultó curiosa, porque normalmente se llega  la escritura creativa por caminos menos técnicos. Ahora bien, cada Saulo acomete su propio camino de Damasco y se cae del caballo como las circunstancias le permiten.

¿Quiere esto decir que, sin Garrigues, no hubiéramos tenido al Delibes prosista? Me inclino a pensar que habría escrito en cualquier caso y que las lecciones mercantilistas no fueron más que el detonante de su actitud, capacidad y talento expresivo. Por eso, la referida anécdota puede que no sea más que un hecho insignificante en su carrera, aunque a mí me parece que no es fácil que un escritor reconozca una influencia aparentemente extraña al mundo creativo. Por tanto, que él lo hiciera señala una honradez intelectual  incuestionable, lo que lo engrandece y nos da pistas sobre su personalidad.

Por otro lado, me habría gustado saber qué le suscitó a don Joaquín conocer que, tal vez sin proponérselo, se encontraba entre las musas y que algún estudiante escudriñaba sus libros, no tan sólo para aprobar la asignatura, sino con la curiosidad de quien en ese momento se prenda de las palabras escritas.  Por eso lo importante es ir sembrando y que luego la magia opere el resto.

14 de marzo de 2010

Tom Stoppard y Safo


En la obra Rock'n'Roll, recientemente representada Madrid, Tom Stoppard nos habla de muchas cosas. El hilo conductor es Praga, pero también Europa, las ideas, Syd Barrett, el relevo generacional, la cultura de masas, el poder... Igualmente se detiene en Safo, a propósito de mostrarrnos ciertas vidas dedicadas al estudio de los clásicos y de las llamadas lenguas muertas. Resulta estimulante ver cómo uno de los personajes principales, filósofo comunista y profesor en Cambridge, asiste irónico y divertido a alguna de las clases que tutoriza su mujer, quien ayuda a sus alumnas a diseccionar con precisión y rigor los versos sáficos.

Max, que así se llama nuestro hombre, no se da cuenta de que, con el paso del tiempo, él y otros tantos como él serán también objeto de análisis e investigación. Cuando, hacia el final de la obra, se pregunta qué ha sido de los obreros orgullosos de serlo y de aquellas ediciones de poesía que se agotaban nada más ponerse en venta, empieza a darse cuenta de que el mundo en el que ha creído (como una Arcadia intelectual) y por el que, con sus medios y desde su posición, ha trabajado (conferencias, artículos y también espionaje) ya no es más que una célula en un microscopio, mero objeto de museo o laboratorio,o estado de cosas al que han contribuido todos.

Al final, como en la canción de Aute, nos queda la música (y yo diría que los clásicos).

13 de marzo de 2010

A las cinco en punto de la tarde

El poema dedicado por García Lorca a Ignacio Sánchez Mejías va subrayando con una cadencia especial el encabezamiento de esta entrada. Siguiendo el título del blog, puede decirse que pone el acento en esa hora, lo que por otro lado resulta natural, tratándose de la cogida y muerte de un torero. Yo empiezo hoy a escribir a las cinco de la tarde y, por seguir con el tópico, hablaré de lo que, muy a mi pesar, conocemos como "fiesta nacional", porque últimamente vuelven a llenarse cientos de páginas escritas y virtuales con argumentos pro y contra. No me propongo convencer a nadie, pero sí me gustaría formular algunos deseos, por aquello de implorar a los dioses y recibir sus favores:
  1. Que el país donde nací y vivo no fuera asociado con el espectáculo taurino.
  2. Que no se sacrificaran toros en las plazas, para solaz de algunos y negocio de otros.
  3. Que el riesgo de los toreros y la tortura y muerte de los toros no constituyera una forma de ocio y diversión.
  4. Que se deje de tratar la tauromaquia como "arte" o "hecho cultural", que dejen de entregarse premios de Bellas Artes a toreros, rejoneadores y demás.
  5. Que no se proteja algo tan sólo por ser "tradición". De sobra es sabido que mantenemos y abandonamos tradiciones según el devenir de los tiempos y nuestra propia evolución social.
  6. Que dejen de presentar lo taurino como imprescindible para la supervivencia de una especie animal. A estas alturas, con la información que hay, resulta falaz y manipulador.
  7. Que algunos políticos no fueran tan tibios y, puesto que dicen estar comprometidos con la  modernidad, hacer algo acorde con el siglo en que vivimos: dejar de matar animales sin necesidad.
  8. Que otros políticos no sean tan autoritarios y dejen de proteger legalmente, sin haberlo consultado con los ciudadanos ni ningún órgano o cámara de representación de éstos, tamaña carnicería.
  9. Que no se venda lo que no es más que un espectáculo morboso, amparándose en artistas plásticos que lo pintaron. En el caso de Goya y por poner sólo un ejemplo, también reflejó en su pintura fusilamientos y  hombres medio enterrados, peleando a muerte, y no por eso animamos a que la gente lo haga.
Saludos