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8 de mayo de 2023

Palabras, pensamientos y acciones o los fuelles de la historia

 


Luis Rojas Marcos suele decir que es bueno hablar consigo mismo porque, lejos de cuanto algunos sostenían hace tiempo, hablar solos no es sinónimo de locura, sino que puede librarnos de ella. Si bien casi todos reconocemos haber hablado con nuestro yo invisible durante la infancia, son pocos los que dicen hacerlo a la edad adulta y, sinceramente, reflexionando de cara a escribir esto, por un instante pensé que esta servidora no hablaba sola, salvo algunas regañinas que de vez en cuando me dedico. Ahora bien, ¿qué entendemos por hablar solos? Si lo circunscribimos a una especie de mesa redonda o tertulia con nosotros desdoblados, va a ser difícil llevarlo a cabo, pero si en esa ecuación tiene cabida lo que pensamos, lo que escribimos, lo que bailamos cuando estamos a solas o los gestos que hacemos frente al espejo, entonces resulta que, yo al menos, no paro de parlotear con mi entidad personal. 


Quizá la comunicación sea de aquellas cosas que nos mantienen cuerdos. Si no tenemos interlocutores físicos, nuestra voz interior se proyecta hacia el infinito y entra en diálogo con la mente que la alberga, rebotando a veces en animales, plantas u objetos, con quienes somos capaces de mantener charlas circulares,. Ríanse si quieren, pero yo he llegado a saber que un cuadro me pedía un cambio de lugar y muchas noches, cuando apago la cocina, el exuberante pothos que vive en ella me da un beso lanzándome el agüilla de sus hojas. Estoy segura de que muchos de ustedes, al oír esto, pensarán que he perdido el oremus y encontrarán más de una respuesta lógica o bienpensada a estas cosas. No importa; son libres de seguir creyendo en la dicotomía entre cuerpo y espíritu, día y noche, ciencia y religión. Yo lo respeto. 


Con apenas diez años vi la película “El niño salvaje”, de François Truffaut, que me provocó una tremenda fascinación por la historia que contaba y sembró para siempre mi curiosidad por las vías a través de las cuales somos capaces de aprender. Soy de un tiempo en el que aún circulaba la frase “la letra con sangre entra”, aunque ni en el colegio ni en la familia me dedicaron castigos físicos o humillaciones si fallaba en algo; es justo reconocerlo. Ese refrán, junto al de “quien bien te quiere te hará llorar”, me permití arrumbarlos en el foso de las mentiras, donde todavía siguen.


Esas letras que entraron en mí sin sufrimiento alguno me acompañan desde que tengo memoria. Nebrija escribió en su ‘Gramática’ que “entre todas las cosas que por experiencia los ombres hallaron o por revelación divina nos fueron demostradas para polir e adornar la vida umana, ninguna otra fue tan necessaria ni que mayores provechos nos acarreasse que la invención de las letras”. Me pregunto cómo serían los primeros humanos a quienes se les ocurrió trasladar a grafemas conceptos concretos y abstractos. Tampoco sé si eso surgió como pasatiempo o fue buscado por necesidad, pero con ello facilitaron la transmisión del conocimiento y estoy segura de que, sin letras, el mundo sería mucho peor.


Los romanos escribían y leían en casi todas las clases sociales, sin distinción de sexos.  La Alta Edad Media supuso un retroceso en este punto, recluyéndose las letras en el clero y otros estamentos. La historia de la humanidad es un fuelle que a veces se hincha para absorber aire y otras lo expulsa para avivar el fuego; si vivimos en fase de expulsión, es probable que coincidamos con una etapa de prosperidad en el más amplio sentido de la palabra; pero si nos toca lo otro, el pensamiento se sumirá en una larga noche. En la actualidad, creo que estamos sin fuelle, pues ni absorbe suficiente aire ni lo expulsa como debe. Seguramente será una etapa de transición, como cuando cayó el Imperio romano o desapareció el austrohúngaro. 


Con la llegada de la primavera, la sección cinéfila de mis compañeros de piso está programando un cinefórum diseñado a partir de las ideas contenidas en las páginas número 3 de un centenar de libros elegidos al azar. Para San Isidro pondrán “El vientre del arquitecto” y al coloquio han invitado al mismísimo Marco Vitruvio Polión, que llegó a los Madriles el pasado día 2, en medio de un rifirrafe protocolario que animó y sonrojó a la Puerta del Sol, que vivió algo así como una carga de los mamelucos, pero en cañí. 


Desde su llegada, Vitruvio pasa revista a cada una de las obras que siembran nuestra ciudad, incluidos los arreglos de fachadas. No podemos negar que es un profesional como la copa de un pino, pues cualquier otro, a su edad y siendo la primera vez que sale de la Península Itálica, estaría abanicándose en una hamaca. Sin embargo, él prefiere tomar el pulso arquitectónico a la ciudad y debo decir que lo encuentro más rejuvenecido que en las representaciones que existen de él en museos y palacios.  


A todo esto, los del cinefórum han convencido a Zoroastro para que haga de proyector y andan entretenidos haciendo pruebas. Por la noche los oigo quejarse de que, cuando nuestro Zaratustra se desdobla, las imágenes aparecen con rayas doradas y el sonido, en lugar de ser los diálogos de los personajes, son los pensamientos del persa. En este caldo de cultivo, Clara Campoamor y María Estuardo han abierto una casa de apuestas con el temita de a quién le va a tocar sustituir a Zoroastro. De momento por quien más pujan es por Vladimir Lenin, a quien no le hace gracia alguna permanecer flotando durante casi dos horas y permitir que de sus ojos salgan rayos con imágenes de alto contenido burgués.  Por eso ha dicho que tiene una cita importante en la estrella Canopo, aunque todos sabemos que eso no es cierto. Yo, para tranquilizarlo, le digo que acabarán dando con la fórmula para que todo salga perfecto con Zoroastro, pues a este le hace mucha ilusión proyectar la película y no sé si estaría dispuesto a que lo sustituyeran. 


Mientras estas cosas pasan, en el mundo ordinario cada vez se confunde más lo real con lo imaginario, no solo porque raro es el día que no surge una noticia acerca de la inteligencia artificial y sus hipotéticos peligros para la especie humana, sino porque suceden cosas como la coronación de Carlos III, cuya ceremonia me parece haberla visto en algunos libros de Lewis Carroll, o porque la esposa del presidente Petro me parece desobediente al discurso anticapitalista y antiimperialista de su marido, porque alterna con la reina de España tan pichi. 


Mientras ordeno unas carpetas, una corriente de aire me anuncia que Vitruvio me  observa en silencio. 

— ¿Qué tal está, Marco? Verá que esta casa es muy entretenida, si bien es cierto que no abundan personajes de su época — me atrevo a decirle. 

— La vida es igual en todas épocas. Las mismas pasiones, los mismos sentimientos… Cambia el envoltorio. Hablando de envoltorio, la arquitectura es una imitación de la naturaleza. De igual manera que los pájaros y las abejas construyen sus nidos y panales, los seres humanos edifican. Mis antepasados los griegos inventaron los órdenes arquitectónicos dando un sentido de la proporción en búsqueda constante de la chispa primigenia o de la geometría sagrada. Todo en la naturaleza participa de las mismas secuencias aritméticas y los números que las encarnan terminan fundiéndose en el uno. 

— Para mí el uno es el comienzo de algo, el loco del tarot, un arquetipo — intervengo.

— A esa unidad se llega por la conjunción del círculo y el cuadrado, que son los patrones geométricos que fundamentan el orden cósmico. Por tanto, domina Quintana, si aspira a transitar libre por este mundo y el que la espera, dibuje con su mente un cuadrado y un círculo y métase dentro. Un tal Da Vinci me lo copió; puede inspirarse en él. Eso será su isla, su zona en comunión con lo que a usted más le guste. 

— A mí me gusta el polvo de las estrellas — me apresuro a decirle.

— Pues polvo de estrella será porque todo cuanto existe, visible o invisible, forman las plantillas fundamentales para la vida en el universo.


Y yo, que soy obediente, me guarecí en el espacio que forman el círculo y el cuadrado de mi imaginación. Llegué a una isla;  en la de enfrente estaba Guilligan con el resto de náufragos. Y en mi ínsula comencé a danzar como los giróvagos y a hablar conmigo misma, desdoblada como Zoroastro. 


Por lo demás, desde la última vez que me dirigí a ustedes, la NASA nos ha deleitado estos días con imágenes de un agujero negro esparciendo un chorro de energía, cual fuelle de los que antes referí. Asimismo, se confirma que hay agua surcando las profundidades del globo terráqueo, la guerra sigue, los políticos también… ¿Y nosotros, cuándo expulsaremos el aire de nuestro fuelle? Mientras esto llega, les deseo que los pensamientos, palabras y acciones sean buenas, porque así hablaba Zaratustra. 


NOTAS: 

  • Este artículo forma parte de mi intervención “En paralelo, noticias de estos tiempos y de otros”, dentro del podcast “Te cuento a gotas” grabado el 7 de mayo de 2023.
  • Fotografía ©️Amparo Quintana. “La cuna” (c. 1949). José Horna diseñó y ensambló la pieza (madera tallada, red, cordón y argollas de metal) y Leonora Carrington la pintó al óleo. En el detalle que aparece en esta aquí, la artista muestra a Zoroastro dialogando con otras especies. Exposición “Leonora Carrington. Revelación”, Fundación Mapfre, Madrid, 24 de febrero de 2023.  
  • Música para acompañar: Tema principal de la serie “La isla de Guilligan, compuesta por Morton Stevens.

8 de marzo de 2023

Ocho de marzo

 


En Karlovy Vary sigue en pie la única estatua que recuerda que la antigua Checoslovaquia fue un país satélite de la Unión Soviética. Demolidas por su propia ley de memoria democrática aquellas imágenes que ensalzaban a los padres del socialismo y el comunismo, en esa apacible ciudad balnearia permanece la efigie de Carlos Marx. Se encuentra ubicada en un hermoso parque, junto al consulado ruso. Cuentan que la han respetado para homenajear su faceta de filósofo y economista, a la vez que supone un reconocimiento por haber sido uno de sus visitantes más ilustres, pues allí acudió varias veces a tomar aguas termales y, entre traguito y traguito del líquido elemento, redactó El Capital. 


Como es bien sabido, tuvo siete hijos reconocidos, seis con su mujer y otro con una criada a la que solo quiso para limpiar, encender la lumbre o hacer los guisos. Tampoco es desconocida su faceta conservadora y puritana que le llevó a prohibir la entrada en su casa a la mujer de Federico Engels, porque no estaban casados. 


Por su parte, Fidel Castro alardeó en vida de haber tenido unas 35.000 amantes. Millar arriba, millar abajo, lo cierto es que existen numerosos testimonios de mujeres afirmando haber pasado por el tálamo del barbudo de Sierra Maestra,  no siempre de manera voluntaria. En fin, igual que su compañero el Che u otros revolucionarios y libertadores, sean de izquierdas o de derechas, de los cinco continentes. 


Elena Poniatowska ha escrito mucho sobre las adelitas y soldaderas, esas mujeres que participaron en la revolución mexicana aunque los libros en los que hemos estudiado solo enmarcan los rostros de Pancho Villa o Emiliano Zapata, a pesar de que ellas desempeñaron un importante papel luchando, financiando y alimentando a los ejércitos, haciendo de espías, de enfermeras y de lo que se terciara durante la guerra.


Vivimos unos tiempos donde, a fuerza de simplificar, vemos solo la paja en el ojo ajeno y cierta opinión pública tiende a asociar la emancipación e igualdad de la mujer con las huestes llamadas progresistas, lo que en sí mismo no es del todo cierto. Lidia Falcón fundó el Partido Feminista de España a finales de los años setenta y en 2020 esta formación fue expulsada de Izquierda Unida por estar en desacuerdo con la llamada ‘ley trans’ que preparaba el gobierno. No comparto la opinión de la Sra. Falcón, pero tampoco soporto que se castigue la libertad de pensamiento y de expresión. Y eso fue lo que sucedió, según mi parecer. Por cierto, mi corazón está con las Alicias, Dianas, Pepas o Manolis que acuden al Registro Civil sin necesidad de dar explicaciones.  


— Toc, toc, toc — Golpean el armario y tras la puerta atisbo a Leonora Carrington con una joven. 

— Le presento a mi tocaya Eleanor Marx, que anda buscando a su padre por toda la galaxia. ¿Sabe usted si está aquí? 

— La tertulia de los filósofos es a las ocho, en la cocina; pero la de los economistas   no se hace hasta el mes que viene, porque andan de excursión por Bruselas. Ahora bien, su señor padre también frecuenta la de políticos y estadistas. Esos no tienen fecha ni hora fija, pues últimamente andan muy ajetreados con las entrevistas que les hace Diderot para la Nueva Enciclopedia. Pero tome asiento, por favor, que voy a echar un vistazo.  


Eleanor ha tenido la gentileza de hacerse visible ante mí con el rostro de Romola Garai, la actriz que encarnó su vida hace poco en el cine, lo que contribuye a hablarnos con familiaridad. Abre un bolsillo de su vestido y saca de él un ejemplar de Madame Bovary en inglés, la obra que tradujo ella. 


— Suelo viajar con este libro, porque de toda mi obra intelectual creo que es la que más huella ha dejado. 


La encuentro un poco triste y me aclara que muchos suicidas arrastran la melancolía eternamente. Mientras la Carrington nos lee el tarot, me va desgranando los pasajes más importantes de su vida terrenal. Fue una mujer fuerte que, según me dice, aguantó las infidelidades de su pareja en la creencia de que los revolucionarios no podían ser sentimentales ni celosos, esas flaquezas burguesas. Sus ideas la llevaron muy pronto a militar en organizaciones socialistas, ayudando a refugiados de la Comuna de París o interesándose por la cuestión irlandesa. Escritora, editora, pensadora, activista sindical y política, entre ella y El Capitán, como llama afectuosamente a Engels, ordenaron y clasificaron los escritos de Carlos Marx tras la muerte de este, para preservar su legado. También me habla de Helene Demuth, la doméstica cuyo hijo fue el secreto a voces de la familia.  


— A pesar de que El Capitán quiso darle su apellido, para proteger el matrimonio de mis padres, finalmente fue adoptado por una familia obrera de Londres. Eso sí, siempre tuvimos contacto y fuimos muy amigos. 


Sus manos se vuelven azuladas cada vez que las mueve, tal vez por el veneno que tomó para morir. Eligió esa salida cuando descubrió que su vida sentimental era una farsa al servicio de su compañero. Desarmada por los acontecimientos, enfrentada a sus propias ideas de libertad, cargó con una culpa que no era suya e hizo mutis. 


— Me vine abajo al verme apresada por aquellas cosas contra las que estaba luchando en la calle, en las asambleas, en las instituciones. Aborrecí la doble vida que llevaba mi pareja, lo sucio que jugó conmigo casándose a escondidas con otra.  De repente me dieron asco mis años junto a él, pero también me avergoncé de ser tan frágil ante el amor y pensé que el destino me trataba como mi padre había tratado a Helene. Por eso busco a mi progenitor; tememos que hablar largamente, pero me rehúye.  


Una duda me asalta mientras me habla y me pregunto cómo se han conocido Eleanor Marx y Leonora Carrington y esta, que es una verdadera maga, capaz de leer el pensamiento antes de que se forme en mis entrañas, me informa de que en los Pirineos, cerca del Baztán, hay un camino oculto a las personas vivas por el que transitan y se reúnen las almas de las mujeres indómitas, aquellas cuya patria es la libertad de pensamiento, lejos de etiquetas y clasificaciones, las que se ríen y cantan porque sí. 


Dedicado a las niñas iraníes en envenenadas por ir a la escuela.  Ellas también son protagonistas del 8M. 



NOTAS: 

  • Este artículo forma parte de mi intervención “En paralelo, noticias de estos tiempos y de otros”, dentro del podcast “Te cuento a gotas” grabado el 5 de marzo de 2023 y que puede escucharse aquí: https://www.ivoox.com/ellas-locas-un-homenaje-a-mujeres-atrevidas-audios-mp3_rf_104198797_1.html
  • Fotografía ©️Amparo Quintana. Metro de Madrid, 19 de febrero de 2023.  
  • Música para acompañar: “Dancing in the Dark”, versión de Downtown Boys, sobre el tema de Bruce Springsteen, para la banda sonora de la película “Miss Marx”. 

7 de febrero de 2023

Animal es quien tiene alma

 



Los cuernos de los rinocerontes se encogen. Y no es comer pasto en mal estado o por falta de calcio, sino porque la caza desmedida de estos animales desde principios del siglo XX, para hacerse con sus preciados apéndices, conlleva una presión ecológica en la especie, que ya está modificando su cuerpo. Investigadores de la Universidad de Cambridge han informado de este asunto, tras observar que los cuernos de rinoceronte han disminuido en tamaño década tras década desde hace cien años aproximadamente y apuntan que es una manera de evolución forzada que la especie está tomando para protegerse a sí misma. 


Por su parte, los cangrejos ermitaños demuestran unas dotes para la compra inmobiliaria muy superiores a las de algunos humanos. Como tienen que elegir bien la concha que van a habitar, que la puedan transportar todo el rato encima y, a la par, los proteja de corrientes marinas, depredadores, desecaciones si son cangrejos terrestres, etc. no adquieren lo primero que se encuentran o se tiran a una oferta sin más, no. Deben elegir la mejor casa posible, lo que les ha proporcionado unas capacidades cognitivas bastante apreciables. Por ejemplo, cuando estos animales encuentran una caracola interesante, lo primero que hacen es evaluarla con la vista, informándose de qué tipo es, su tamaño y color, que para eso los ermitaños son muy cuidadosos. Si al cangrejo le gusta lo que ve, se aproxima para hacer un mejor análisis. Con las patas explora su posible guarida por todos lados y la mide usando sus pinzas a modo de regla o compás.


Por si esto fuera poco, antes de mudarse a su nuevo hotel, lo limpian bien, dándole a la caracola todas las vueltas que sean necesarias hasta que salga la arena que pueda haber en el interior. Pero no crean que esas vueltas las dan a tontas y a locas, no. La tarea doméstica la desempeñan con metodología punta: si la caracola está boca arriba, las hacen girar en el sentido de las agujas del reloj, pues si las girasen en el otro sentido, la arena se iría al fondo de la espiral.


Como una de las tareas fundamentales de los científicos es ponerlo todo en duda, no hace mucho que decidieron chinchar un poco a estos animales tan simpáticos.  Para ello buscaron conchas cuya helicoide girara en sentido contrario (no hacia la derecha, como casi todas, sino hacia la izquierda). No tuvieron mas remedio que reconocer que los cangrejos ermitaños son inteligentes, porque les daban vueltas

en el sentido contrario a las agujas del reloj, sacando así la arena con éxito. 


Pero ahí no para la cosa, una vez impoluto el cascarón, nuestro cangrejo decide si el cambio merece la pena; es posible que, una vez dentro, no termine de convencerlos y regresen a su anterior domicilio. Y llegado a este punto, los investigadores han descubierto que los ermitaño poseen una buena memoria, pues recuerdan las conchas que ya han habitado o inspeccionado anteriormente, dado que pasan menos tiempo analizándolas en comparación con las nuevas.


Como casi todos saben, la palabra animal procede del latín animal-animalis, es decir, el ser dotado de soplo vital o respiración. Las civilizaciones antiguas (desde la griega a la hitita, pasando por la nipona) asociaban ese hálito vital al alma que dota de movimiento al cuerpo; de ahí que seamos seres animados.


Ser animal es algo que nos caracteriza a las personas, por lo que no comprendo cómo algunos de mis congéneres usan el maravilloso vocablo “animalista” para despreciar a quienes abogamos por los derechos de los animales. 


A principios de los años noventa subscribí una petición al Parlamento Europeo  para que se reconocieran legalmente diversos derechos a los grandes primates, esos primos casi hermanos nuestros. Era la primera vez que ‘algunos utópicos’ (así nos llamaban medios de comunicación de todo el espectro ideológico) hacíamos algo parecido. Gracias a este pequeño paso, poco a poco las legislaciones han ido incorporando normas de defensa de los animales, mayormente centradas en lo que algunos llaman mascotas y así, por ejemplo, en España ya es posible tener en cuenta a los hijos o hermanos de otra especie en caso de ruptura, separación o divorcio. 


Hace poco que hemos celebrado san Antón, como cada año. Es un gozo ver a perros, gatos, loros, tortugas, ovejas, peces, etc. asistir a misa o recibir en la calle una bendición bien merecida, pues los animales no solo hacen compañía, sino que enseñan a vivir.


— Ya tenia yo ganas de venir por aquí. 

Se me aparece a horcajadas en el sillón un señor con pinta de cuadro de Goya, a juzgar por su casaca y sus pantalones. 

— Me llamo Félix de Azara y estoy en su morada por invitación expresa del rey Carlos IV. 

— ¿Carlos IV? Aparte de Sissi y que yo sepa, en mi casa no se ha manifestado ningún espectro de la realeza. Pero la emperatriz de Austria lleva conmigo muchísimos años, desde que nos encontramos en Villaricos comprando tomates y nos tratamos como amigas. 

— El rey no ha venido nunca, pero me ha indicado que tiene usted aquí alojado a un buen número de personalidades y estoy buscando a un tal Darwin. 

— El tal Darwin desayuna y cena de lunes a viernes, porque anda ahora muy atareado midiendo las huevas de los centollos. Algunos domingos expone en el salón sus descubrimientos a otros colegas naturalistas.  

— Perfecto. Me alojaré aquí, pues ardo en deseos de hablar con él. 


Pronto se arremolinaron junto al nuevo huésped otros fantasmitas curiosos, incluidos Benito, mi querido hámster, lo que fue aprovechado por Voltaire para deshacerse elegantemente del acoso al que le somete una Mata-Hari más desbocada que de costumbre.


Mientras llega Darwin, Carolina Coronado obsequia al nuevo con uno de sus poemas, que es la forma indirecta de pedirme que le ofrezca algo de beber o comer a tan apuesto caballero. Pero resulta que don Félix pertenece a una clase de espíritus que se toman muy en serio su naturaleza etérea y se jactan de haber superado los deseos y necesidades mortales. 


Terminados los juegos florales, nos enteramos que este brigadier de la Armada no fue un militar cualquiera, sino que, aprovechando su estancia de veintiún años en Sudamérica, realizó el primer estudio de la flora y de la fauna de lo que hoy lamamos Paraguay y Uruguay. Sus trabajos científicos los publicaría a principios del siglo XIX en Madrid y París. En ellos corrigió las clasificaciones naturalistas del conde de  Buffon y se adelantó en medio siglo a las observaciones que llevaron a Darwin a elaborar su teorías sobre el origen de las especies.


— Quiero por tanto, abrazar a mi colega inglés y ponerme a su disposición para colaborar en cuanto sea menester. No he venido en son de reivindicación, sino de paz. 


Hermosas palabras que me sirven para recordarles a mis afectuosas apariciones que acabamos de celebrar juntos el Día Europeo de la Mediación y agradecerles que se hayan acercado a rendir homenaje al gigante guipuzcoano, que en vida fue cosificado como todavía algunos cosifican a los animales. Sus intervenciones en el cinefórum de conflictos salieron por mi boca. 


Por lo demás, en mi país siguen sin rectificar ni dimitir quienes deberían. Y mientras tanto, no puedo ni llamarles animales, porque no estoy muy segura de que tengan alma. 



NOTAS: 

  • Este artículo forma parte de mi intervención “En paralelo, noticias de estos tiempos y de otros”, dentro del podcast “Te cuento a gotas” grabado el 22 de enero de 2023 y que puede escucharse aquí: https://www.ivoox.com/ermitanos-metaversos-barqueros-no-van-a-audios-mp3_rf_102718715_1.html
  • Fotografía ©️Amparo Quintana. Quinta de la Fuente del Berro. Madrid, 17 de septiembre de 2021. 
  • Música para acompañar: “El hombre puso nombre a los animales”, versión de Javier Krahe, Joaquin Sabina, Alberto Perez y Antonio Sánchez sobre la celebérrima “Man Gave Names to All the Animals”, de Bob Dylan.