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8 de marzo de 2023

Ocho de marzo

 


En Karlovy Vary sigue en pie la única estatua que recuerda que la antigua Checoslovaquia fue un país satélite de la Unión Soviética. Demolidas por su propia ley de memoria democrática aquellas imágenes que ensalzaban a los padres del socialismo y el comunismo, en esa apacible ciudad balnearia permanece la efigie de Carlos Marx. Se encuentra ubicada en un hermoso parque, junto al consulado ruso. Cuentan que la han respetado para homenajear su faceta de filósofo y economista, a la vez que supone un reconocimiento por haber sido uno de sus visitantes más ilustres, pues allí acudió varias veces a tomar aguas termales y, entre traguito y traguito del líquido elemento, redactó El Capital. 


Como es bien sabido, tuvo siete hijos reconocidos, seis con su mujer y otro con una criada a la que solo quiso para limpiar, encender la lumbre o hacer los guisos. Tampoco es desconocida su faceta conservadora y puritana que le llevó a prohibir la entrada en su casa a la mujer de Federico Engels, porque no estaban casados. 


Por su parte, Fidel Castro alardeó en vida de haber tenido unas 35.000 amantes. Millar arriba, millar abajo, lo cierto es que existen numerosos testimonios de mujeres afirmando haber pasado por el tálamo del barbudo de Sierra Maestra,  no siempre de manera voluntaria. En fin, igual que su compañero el Che u otros revolucionarios y libertadores, sean de izquierdas o de derechas, de los cinco continentes. 


Elena Poniatowska ha escrito mucho sobre las adelitas y soldaderas, esas mujeres que participaron en la revolución mexicana aunque los libros en los que hemos estudiado solo enmarcan los rostros de Pancho Villa o Emiliano Zapata, a pesar de que ellas desempeñaron un importante papel luchando, financiando y alimentando a los ejércitos, haciendo de espías, de enfermeras y de lo que se terciara durante la guerra.


Vivimos unos tiempos donde, a fuerza de simplificar, vemos solo la paja en el ojo ajeno y cierta opinión pública tiende a asociar la emancipación e igualdad de la mujer con las huestes llamadas progresistas, lo que en sí mismo no es del todo cierto. Lidia Falcón fundó el Partido Feminista de España a finales de los años setenta y en 2020 esta formación fue expulsada de Izquierda Unida por estar en desacuerdo con la llamada ‘ley trans’ que preparaba el gobierno. No comparto la opinión de la Sra. Falcón, pero tampoco soporto que se castigue la libertad de pensamiento y de expresión. Y eso fue lo que sucedió, según mi parecer. Por cierto, mi corazón está con las Alicias, Dianas, Pepas o Manolis que acuden al Registro Civil sin necesidad de dar explicaciones.  


— Toc, toc, toc — Golpean el armario y tras la puerta atisbo a Leonora Carrington con una joven. 

— Le presento a mi tocaya Eleanor Marx, que anda buscando a su padre por toda la galaxia. ¿Sabe usted si está aquí? 

— La tertulia de los filósofos es a las ocho, en la cocina; pero la de los economistas   no se hace hasta el mes que viene, porque andan de excursión por Bruselas. Ahora bien, su señor padre también frecuenta la de políticos y estadistas. Esos no tienen fecha ni hora fija, pues últimamente andan muy ajetreados con las entrevistas que les hace Diderot para la Nueva Enciclopedia. Pero tome asiento, por favor, que voy a echar un vistazo.  


Eleanor ha tenido la gentileza de hacerse visible ante mí con el rostro de Romola Garai, la actriz que encarnó su vida hace poco en el cine, lo que contribuye a hablarnos con familiaridad. Abre un bolsillo de su vestido y saca de él un ejemplar de Madame Bovary en inglés, la obra que tradujo ella. 


— Suelo viajar con este libro, porque de toda mi obra intelectual creo que es la que más huella ha dejado. 


La encuentro un poco triste y me aclara que muchos suicidas arrastran la melancolía eternamente. Mientras la Carrington nos lee el tarot, me va desgranando los pasajes más importantes de su vida terrenal. Fue una mujer fuerte que, según me dice, aguantó las infidelidades de su pareja en la creencia de que los revolucionarios no podían ser sentimentales ni celosos, esas flaquezas burguesas. Sus ideas la llevaron muy pronto a militar en organizaciones socialistas, ayudando a refugiados de la Comuna de París o interesándose por la cuestión irlandesa. Escritora, editora, pensadora, activista sindical y política, entre ella y El Capitán, como llama afectuosamente a Engels, ordenaron y clasificaron los escritos de Carlos Marx tras la muerte de este, para preservar su legado. También me habla de Helene Demuth, la doméstica cuyo hijo fue el secreto a voces de la familia.  


— A pesar de que El Capitán quiso darle su apellido, para proteger el matrimonio de mis padres, finalmente fue adoptado por una familia obrera de Londres. Eso sí, siempre tuvimos contacto y fuimos muy amigos. 


Sus manos se vuelven azuladas cada vez que las mueve, tal vez por el veneno que tomó para morir. Eligió esa salida cuando descubrió que su vida sentimental era una farsa al servicio de su compañero. Desarmada por los acontecimientos, enfrentada a sus propias ideas de libertad, cargó con una culpa que no era suya e hizo mutis. 


— Me vine abajo al verme apresada por aquellas cosas contra las que estaba luchando en la calle, en las asambleas, en las instituciones. Aborrecí la doble vida que llevaba mi pareja, lo sucio que jugó conmigo casándose a escondidas con otra.  De repente me dieron asco mis años junto a él, pero también me avergoncé de ser tan frágil ante el amor y pensé que el destino me trataba como mi padre había tratado a Helene. Por eso busco a mi progenitor; tememos que hablar largamente, pero me rehúye.  


Una duda me asalta mientras me habla y me pregunto cómo se han conocido Eleanor Marx y Leonora Carrington y esta, que es una verdadera maga, capaz de leer el pensamiento antes de que se forme en mis entrañas, me informa de que en los Pirineos, cerca del Baztán, hay un camino oculto a las personas vivas por el que transitan y se reúnen las almas de las mujeres indómitas, aquellas cuya patria es la libertad de pensamiento, lejos de etiquetas y clasificaciones, las que se ríen y cantan porque sí. 


Dedicado a las niñas iraníes en envenenadas por ir a la escuela.  Ellas también son protagonistas del 8M. 



NOTAS: 

  • Este artículo forma parte de mi intervención “En paralelo, noticias de estos tiempos y de otros”, dentro del podcast “Te cuento a gotas” grabado el 5 de marzo de 2023 y que puede escucharse aquí: https://www.ivoox.com/ellas-locas-un-homenaje-a-mujeres-atrevidas-audios-mp3_rf_104198797_1.html
  • Fotografía ©️Amparo Quintana. Metro de Madrid, 19 de febrero de 2023.  
  • Música para acompañar: “Dancing in the Dark”, versión de Downtown Boys, sobre el tema de Bruce Springsteen, para la banda sonora de la película “Miss Marx”.