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21 de enero de 2013

Días más largos



  
La cara amable del invierno es esa luz que profana el aire dulce y soñoliento del salón de mi casa. Las paredes se tornasolan y el verde ya no es tal, sino la esencia ambarina del optimismo que me sacude, como el big bang agitó aquella vez, y para siempre, la calma del silencio y la espera.

Algo eclosiona en mí siempre en enero, recordándome que se desvanecen las legañas del trimestre más oscuro. Por si fuera poco, caminando por las calles de Lorca,  la semana pasada fui a darme de bruces con un naranjo que exhibía, humilde y digno, los frutos que el letargo incubó en sus ramas.

Los días son más largos. Hay más horas que vivir.