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27 de agosto de 2013

Crónicas rumanas (I): Tras la puerta




Cuando cayó el muro, surgieron hermosas puertas que franqueaban el paso a cuanto durante años nos pareció exótico y desconocido. Curiosamente, muchos pensaron que esas aberturas eran de una sola dirección, es decir, una especie de paso franco para que los habitantes de la parcela occidental pudieran acercase a la Europa del Este, instalar allí sus negocios, fabricar a más bajo coste y, a la par, inocularles el virus del consumismo, creando para ello las mismas necesidades ficticias que asocian el paraíso con un refresco de burbujas, unas joyas o un coche.

Ahora que el capitalismo ha entrado en fase crítica, tras la puerta transilvana me he encontrado rumanos de Pozuelo o La Rioja que, haciendo de la necesidad virtud, han regresado a sus lugares de origen y, a la entrada de una iglesia o en un parque, prefieren hablarte de los años de bonanza entre nosotros, saltándose los muchos episodios de humillación e injusticia que también padecieron.

Charlando con ellos, pienso en los judíos que todavía guardan la llave de una puerta que sus ancestros tuvieron en Sefadad y no puedo más que dejar la mía entornada, para cuando regresen. 

NOTA: La fotografia está tomada en Biertan.

21 de enero de 2013

Días más largos



  
La cara amable del invierno es esa luz que profana el aire dulce y soñoliento del salón de mi casa. Las paredes se tornasolan y el verde ya no es tal, sino la esencia ambarina del optimismo que me sacude, como el big bang agitó aquella vez, y para siempre, la calma del silencio y la espera.

Algo eclosiona en mí siempre en enero, recordándome que se desvanecen las legañas del trimestre más oscuro. Por si fuera poco, caminando por las calles de Lorca,  la semana pasada fui a darme de bruces con un naranjo que exhibía, humilde y digno, los frutos que el letargo incubó en sus ramas.

Los días son más largos. Hay más horas que vivir.



19 de marzo de 2012

De ensaladas vitales



A veces veo mi vida como una ensalada donde se mezclan verduras y hortalizas por doquier. Unos días, la lechuga no me sienta bien del todo; en otras ocasiones, echaría más alcaparras; de cuando me excedo con el aguacate.
Siempre son los mismos ingredientes, en mayor o menor cantidad, combinados de una forma o de otra. Pero casi siempre es igual. Ahora bien, ¿qué hace que me guste tanto mi vida-ensalada? La forma de sazonar, que cambia a menudo y casi nunca depende directamente de mí. Por eso, cuando esta mañana se paró el arco iris en el techo de mi salón, descubrí una nueva manera de aliñar mi plato principal.
Mientras siga con fuerzas para maravillarme ante un efecto luminoso que hemos contemplado miles de veces, sabré que tengo ensalada para rato.
Que aproveche.



4 de marzo de 2012

Virtudes cardinales: la fortaleza




Admiro a las personas que, cuando se les presenta alguna dificultad, se revisten de la flexibilidad que poseen los juncos para hacer frente a los vendavales. Valientes, que no temerarios, encaran los aprietos con la constancia que nace de sus propias convicciones y con la esperanza de ganarle la partida a los problemas. A menudo son tachados de bobalicones, pues vivimos en una sociedad que ensalza al descreído, pero ellos sobrevuelan los obstáculos con el vigor que les dicta su recta razón... y siempre triunfan, pues su naturaleza es paciente.

Me gustan esas personas que observan, callan y aguantan los reveses como esos muros centenarios que sobreviven a guerras, terremotos o incendios

13 de enero de 2012

La ley del embudo



En la foto se aprecia a Mario Draghi, presidente del Banco Central Europeo, conduciendo sin cinturón de seguridad y con su teléfono móvil en la mano.
Comprendo la fragilidad humana y lo mucho que cuesta, a veces, no pisar la línea roja de lo legal y espero que, a partir de ahora, este señor sea igual de comprensivo con las finanzas de algunos países de la UE.

Fuente de a fotografía: Revisa "Oggi".

21 de septiembre de 2011

Tomar decisiones


¿Cuántas decisiones tomamos al cabo del día? ¿Y del mes? ¿Cuántas veces lo hacemos sin percatarnos de ello? ¿Cuáles nos llevan más tiempo tomar? Está claro que no es lo mismo decantarse entre tomar café o té, que aceptar un trabajo u otro, por ejemplo, y ni les cuento si, en mi caso, se trata de escoger entre una falda o un vestido (en fin...). Pero he observado que, muchas veces, lo que termina siendo uno de los acontecimientos más decisivos e importantes en nuestra vida, al principio no fue más que el chispazo del momento, algo así como el irresistible impulso por coger un camino cuya senda no distinguimos claramente, pero la intuimos.
¿Será que cualquier camino conduce hacia nuestros fines, como los indicadores de WC que encontré en Wroclaw el mes pasado?

27 de julio de 2011

Global system

En esta época de marcas y logos, ¿se atreverá el cocodrilo con el mantón de Manila?

1 de julio de 2011

Orgullo


Plaza de Zocodover, Toledo, 23 de junio de 2011
Cada uno engalana sus ventanas o balcones con lo mejor que tiene.

29 de septiembre de 2010

Ceremonia de iniciación


Madrid, domingo 26 de septiembre.  Residentes del Colegio Mayor Mara buscando por la Puerta del Sol a quien, por un euro, atizara un tartazo (que no tortazo, ¿eh?) al bello rostro de alguna novata. Todas eran chicas y, por lo que vi, no estaban dispuestas a terminar el día sin su ración de dulce.

24 de septiembre de 2010

Episodios sicilianos (III): Hacer alarde

Me contaron hace mucho que en la Italia del Sur está bien visto secar la ropa a la calle, a la vista de todos, porque es sinónimo de limpieza. Vamos, que quien tienda la ropa de manera más discreta será sin duda tachado de marrano y abandonado. Todo aquel que se precie de ser limpio y relimpio sacará por ventanas y balcones, si es preciso ocupando parte de las ajenas, sus camisetas, manteles, almohadones y lo que se tercie, para constancia del hecho y admiración de todos. Reconozco que esto mismo, que valoro como costumbrista y pintoresco de Nápoles para abajo, no me hace tanta gracia cuando lo veo cerca, en mi ciudad concretamente. En este sentido, más de una vez me he regocijado pensando lo oportuno que sería la estampación de algún excremento pajaril en esas ropas tan groseramente exhibidas y tapando fachadas que, como las pobres no pueden hablar, aguantan lo que no está en los libros.
Tendederos aparte, lo de colgar artilugios de muros para afuera debe de ser consustancial al ser humano. En los edificios oficiales hay banderas y, dependiendo de que se trate de un inmueble estatal, autonómico o municipal, las enseñas pueden llegar a ser tres e incluso cuatro (si estamos en campaña europeísta). En el ámbito casero y ante determinados acontecimientos, a mucha gente le da por colocar cosas en sus rejas, barandillas o cristales. Pensemos en los mantones bordados del Corpus, en el distintivo de un equipo de fútbol cuando gana la liga (o la copa, o las dos cosas juntas), en las palmas del Domingo de Ramos e, incluso, en aquel "no a la guerra" que hace unos años se elevó como grito unánime en toda España.
Creo que la finalidad de todo esto es testimoniar una posición, compartir con un universo indefinido de personas aquello que sentimos o nos motiva y, por ende, dejar entrever cómo somos. Considero, además, que exhibimos aquello de lo que nos sentimos orgullosos, lo que no cuestionamos, como las limpias mammas italianas hacen con su ropa. Por eso, cuando vi los balcones de la foto en una plaza de Cefalú, pensé que, aun en el caso de que allí no hubiera un perro real, sería bienvenido.

8 de julio de 2010

Caracoles, polipéptidos y un pulpo

En nuestro imaginario infantil, casi todos guardábamos algún que otro brujo que se servía de patas de arañas, uñas de antílope o pelos de mandril para elaborar sus pócimas. Al ir creciendo, supimos de remedios milenarios que compuestos a base de bichejos de todo tipo para curar, alejar el mal de ojo o atraer la buena suerte. La sociedad del libre cambio también se aprovecha de ellos, pues comercializa muchos productos jugando con la procedencia exótica, natural o supuestamente antigua del remedio en cuestión. En los últimos años nos han vendido la baba de caracol como D. Quijote fomentaba el uso del bálsamo de Fierabrás, es decir, para todo lo que se nos ocurra. ¡Vivan los moluscos!

Desde hace unos meses, escucho anuncios radiofónicos que ofrecen cremas con veneno de serpiente para alisar el cutis, frenar la vejez, rellenar arrugas y no sé cuántas excelencias más. Dicen que es un polipéptido (así lo denominan; será para darle mayor empaque científico) que actúa como un verdadero liffting y que, en cuanto te lo aplicas, notas claramente que tu piel se estira. En fin, menos mal que no tienes al reptil cerca porque, si no, pensarías que te ha mordido e inoculado su veneno de verdad. ¡Vivan los ofidios!

Ahora ha surgido en nuestras vidas el pulpo Paul. Con sus dotes adivinatorias, está dejando boquiabierto a los mundialistas futboleros. Reconozco que, cuando me contaron su método, no he podido por menos que alegrarme, porque no es como esos otros videntes que mandan a la gente fumarse un puro para interpretar el destino según las volutas del humo, ni tampoco de los que empachan al público con agua de dudosa procedencia. A diferencia de éstos, el octópodo mismo es quien se zampa unos mejillones que, subrayen esto, se prestan al sacrificio bajo el pabellón de las selecciones deportivas, es decir, que los colocan con banderas y todo. Parece que Paul, hasta ahora, se ha decantado siempre por quienes lucen los colores que después, en el terreno de juego, ganan el partido. ¡Vivan otra vez los moluscos, sobre todo los pacientes mejillones!

19 de mayo de 2010

La flauta mágica o movimiento de capitales

Mientras llegaba a casa, he visto a un flautista callejero. En el suelo, un gorro con la boca abierta en actitud pedigüeña. Al lado, un perrillo que se lamía las patas. Lo normal... Pero, al escuchar las notas que se iban encadenando en el aire, he sonreído para mis adentros: estaba tocando "A las barricadas" y de verdad que lo hacía muy bien.

Me he parado frente a él, le he dicho algo a su acompañante canino y, mientras sacaba el monedero, dos monjas le han soltado un billete de cinco euros. Así que no he podido por menos que asociar el himno ácrata que ejecutaba el músico con la equis en la casilla de la declaración del IRPF y me he dado cuenta de que, para acto libertario, el de esas dos religiosas.